Temporada de moras
Cuando hablamos de moras nos encontramos dos géneros, morus y rubus. Ambas especies dan moras, pero no son la misma fruta, unas vienen de unos árboles comúnmente llamados moreras, y las otras provienen de unas plantas espinosas conocidas como zarzas. Hoy os voy a hablar de las segundas, cuya temporada va de agosto a septiembre, pudiendo llegar hasta principios de octubre. En éste período es cuando alcanzan su punto álgido de maduración.
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Moras silvestres y comerciales
Si alguna vez has recolectado moras silvestres te habrás dado cuenta de que su sabor es infinitamente más intenso y lleno de matices que las que puedes comprar en el supermercado. Esto se debe a que las que podemos encontrar en tiendas proceden en su mayoría de variedades originarias de California o Brasil, más grandes pero algo más insípidas.
Existen 300 especies de moras, aunque sólo nueve tienen valor comercial. Dentro de las variedades cultivadas las hay con espinas y sin espinas. Asimismo, dentro de esta clasificación se diferencian comercialmente en dulces y no dulces.
Propiedades
- Son refrescantes, poseen un alto contenido en agua 85%.
- Son bajas en calorías, sólo 41 kilocalorías por cada 100 gr (se considera una ración a 125 gr).
- Destacan por ser una de las frutas que más antioxidantes aportan a nuestro organismo. Contienen antocianos y carotenoides, pero sobre todo destaca su aporte de vitamina C (21 mg / 100 gr de fruta). Una ración de moras cubre el 34% de las necesidades diarias de esta vitamina.
- Son fuente de fibra, con 9 gr por cada 100 gr de parte comestible.
- En cuanto a su composición en minerales, nos aportan potasio, magnesio, manganeso y calcio.
Cómo tomarlas
Primero son de color verde, luego pasan al rojo, para acabar siendo de un negro brillante cuando están maduras, que será el momento ideal para disfrutarlas.
Se pueden comer frescas o cocinadas, principalmente en postres pero también en recetas saladas o en deliciosos smoothies. Aquí tienes algunas ideas:
- Aportarán el toque dulce a cualquier ensalada. Por ejemplo, una ensalada de espinacas baby con queso de cabra en trocitos, unas nueces y las moras. O una ensalada con rúcula, aguacate, pepino y, por supuesto, las moras.
- En tostada con requesón y ralladura de limón.
- Sandwich de queso (uno que se derrita al tostar) y moras, con un toque de albahaca picadita.
- Sólas o con otras frutas, mezcladas con yogur y cereales están deliciosas.
- Como toppings para tus gofres o tortitas.
- En batidos o smoothies, por ejemplo, un smoothie de chocolate, aguacate y moras.
- En mermeladas.
- Helados.
- En tartas, tipo clafoutis o cheesecake.
Pilopitruco: Si alguna vez intentas hacer mermelada de moras casera, ten en cuenta de que carecen de pectina, por lo que tendrás que agregar unas gotas de zumo de limón o manzana para que quede con una textura gelatinosa.
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Nos vemos en la próxima aventura y recordad… ¡No olvidéis jugar con la comida!
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