Semillas en la cocina
Seguro que hay unas cuantas semillas que ya conoces y comes habitualmente, como las pipas de girasol por ejemplo. Pero existen multitud, con increíbles propiedades además, y con las que poder experimentar en la cocina. En general, son ricas en vitaminas, minerales, proteínas, acidos grasos y tienen también un montón de antioxidantes y fibra, por lo que son perfectas para añadir a nuestra alimentación diaria.
De acuerdo, son muy sanas, pero ¿Cómo las consumo? En general, es muy recomendable comerlas crudas, añadiéndolas, tal cual, en batidos, ensaladas, purés o salsas. Un secreto: las semillas pequeñas, si las machacas o las mueles, liberas todo su sabor y aprovechas mejor sus propiedades. Pero sigue leyendo porque te voy a dar algunas ideas.
¡Vamos a conocerlas!
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Sésamo
Son una de las semillas más populares, conocidas mundialmente por estar presentes en el pan de hamburguesa, son muy apreciadas por su sabor, sobre todo en la cocina oriental. Son el ingrediente base del tahini y del furikake (un condimento japonés). Estas semillas destacan nutricionalmente por su contenido en hierro (más que las espinacas o las lentejas) y calcio, así como por sus beneficios para el sistema digestivo. Si haces pan, no dudes en añadirlas a la masa, también como topping en una ensalada, plato de pasta, verduras o incluso carnes y pescados, les dará un sabor especial a tus platos a la vez que los enriqueces. Y si te atreves con el sushi, no olvides espolvorear unas cuantas semillas por encima para un toque profesional.
Chía
¿Sabías que las semillas de chía proporcionan más calcio que la leche? Además son ricas en potasio (el doble que el plátano), omega 3, hierro y proteínas. Apenas aportan sabor, pero al añadirla líquido, gracias a sus propiedades gelificantes, lo vuelve espeso, con lo que se pueden hacer unos postres geniales, saciantes y sanos, los famosos Chía pudding. Para hacer éstos postres sólo necesitas 3 cucharadas de chía por cada taza de líquido (leche de vaca o bebida vegetal), un toque de tu sabor favorito (cacao, sirope de arce, café…) y los toppings que se te ocurran (fruta, frutos secos…) y no olvides dejarlo reposar hasta que cambie su consistencia (por lo menos 1h, pero mejor si lo dejas por la noche en la nevera).
Lino
La linaza o semillas de lino constituyen una fuente importante de fibra, manganeso, vitamina B1 y de ácidos grasos omega 3, además destacan por sus propiedades antioxidantes y anti-inflamatorias. Son ideales para hacer pan y galletas pero como mejor se aprovechan sus propiedades es comiéndolas en crudo, por ejemplo, en ensaladas o espolvoreadas sobre un puré o crema.
Pipas de girasol y de calabaza
Los dos tipos de semillas son muy buenas, y un tentempié riquísimo, además de ser el complemento ideal para ensaladas. Ambas semillas son ricas en potasio; las de girasol destacan por su contenido en triptófano y ácido fólico, mientras que las de calabaza por la vitamina A y el magnesio. Ahí van algunas ideas para cocinar: como parte de una vinagreta, sobre un arroz con verduras, con salmón y ¿qué tal una tostada con aguacate, huevo y unas cuantas pipas por encima?
Nos vemos en la próxima aventura y recordad… ¡No olvidéis jugar con la comida!
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