SALMOREJO la receta de moda CONTRA EL CALOR
Hoy preparamos la receta reina del verano (con permiso del gazpacho) y todo un símbolo en el sur de España. En los últimos tiempos se está poniendo de moda en el mundo entero y es normal porque está de muerte. Crema fría, suave y cargada de sabor… acompañada de huevo cocido y jamón serrano ¿Se puede pedir más? pues comenzamos.
Ingredientes:
- 5 tomates medianos
- 4/5 trozos de pan del día anterior
- 1 diente de ajo
- 1 cucharadita de sal
- 180 ml de aceite de oliva
- 2 cucharadas de vinagre (opcional)
- 1 huevo cocido por persona
- Jamón serrano al gusto
Preparación:
Todo empieza por los tomates, la estrella de esta receta; 6 tomates medianos que deben estar bien rojos, maduros y algo blanditos. El tomate pera es el mejor para el salmorejo porque es rojo intenso y tiene la acidez perfecta, aunque no debéis preocuparos, porque podéis utilizar los que tengáis más a mano siempre que están bien maduros y sean bien rojos. Si queréis podáis quitar el pedúnculo de los tomates, pero como luego los vamos a colar no es estrictamente necesario.
Te recomiendo que los cortes en trozos medianos para que te cueste menos triturarlos; ponlos en una batidora de pie (aunque si no tienes una puedes batirlo sin problemas con una batidora de mano de toda la vida) y tritúralos hasta que tengas un puré perfecto.
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Ahora que ya tenemos el puré, lo vamos a colar… por eso os decía al principio que no teníais que preocuparos por el pedúnculo, por las pieles, ni por las pepitas porque todo quedara en el colador. Ayúdate con una cuchara o una lengua de cocina para que todo el tomate vaya cayendo con facilidad a través del colador, al final tendrás por un lado una especie de masa compuesta por todos los desechos del tomate y por el otro el puré base limpio y sedoso.
Ahora coge el pan, te hacen falta unos 4 o 5 pedazos y mucho mejor si es del día anterior aunque si no tienes, puedes comprar un pan del día que tenga algo de corteza tostada y ya está. Corta pedazos medianos para que la batidora no sufra.
Empezamos con la mezcla: añade todo el puré de tomate, el pan, un diente de ajo al que hemos quitado el germen que lleva dentro para que no repita, una cucharadita de sal, 180 ml de aceite de oliva virgen extra y 2 cucharadas de vinagre. Ojo que no todo el mundo le pone vinagre… a mí me gusta el toque que le da, pero hay quien lo defiende y hay quien no. Mi consejo es que probéis las dos versiones y elijáis la que más os guste.
Ya solo queda batir hasta que emulsione, quedando un resultado suave y sin impurezas. El resultado mételo en la nevera para que repose, porque el salmorejo se toma fresquito AUNQUE no helado.
El salmorejo es una crema densa, limpia de impurezas, suave y de color intenso. Bajo ningún concepto debe ser líquida o aguada… eso si, la densidad depende de tus gustos. Si te gusta más espesa le pones un poquito más de pan y si te gusta un poco más sueltecita pues le pones más tomate.
Solo queda decorar con un poquito más de aceite de oliva para dar categoría y profundidad al plato, un montoncito en un lado de huevo cocido y troceado, y otro montoncito de jamón serrano en el lado contrario.
Nos vemos en la próxima aventura y recordad… ¡No olvidéis jugar con la comida!
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