Crumble de manzana
Los crumble son elaboraciones dulces de origen anglosajón, una auténtica delicia cremosa, crujiente, fría y caliente.
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Ingredientes:
- 200g de mantequilla
- 200g de harina de trigo
- 50g de panela o azúcar moreno
- 150g de azúcar
- 1 Puñado de almendras sin piel (opcional)
- Esencia de vainilla
- 1kg de manzanas
- 1 Limón
- Jengibre y canela en polvo (opcional)
- Helado de vainilla
Preparación:
Comenzamos pelando las manzanas, les quitamos el corazón y las troceamos en taquitos. Primero, las cortamos por la mitad, y cada mitad en 4-6 trozos, según te guste más grande o pequeño. A mí me gusta alternar trozos de diferentes tamaños, para que la textura sea distinta en cada bocado.
Seguidamente las ponemos en la sartén con la ralladura de 1 limón y un par de cucharadas de su zumo. Añadimos 100g de azúcar, una pizca de jengibre y otra de canela. Lo mezclamos muy bien y lo ponemos a fuego medio. Durante los primeros 5 minutos lo vamos a dejar tapado, para que la manzana suelte agua y sea más fácil de caramelizar. Luego, lo destapamos y seguimos cocinando, estará listo cuando el líquido se haya evaporado y la manzana tenga un delicioso aspecto caramelizado.
A continuación, troceamos unas almendras. Esto es opcional, pero le dará un toque crujiente extra. Si preferís podéis utilizar nueces, cereales, avena… ¡lo que más os guste!
Para la mezcla crujiente, vamos a incorporar la mantequilla a la harina. La mantequilla tiene que estar bien fría, porque lo vamos a mezclar con las manos. Cuando la mezcla esté homogénea y la notes suelta y de aspecto arenoso, es que ya está lista.
Ahora vamos a añadir a la mezcla 50g de azúcar y 50g de panela, aromatizamos con pasta o extracto de vainilla y añadimos las almendras picadas. Para terminar, volvemos a mezclarlo todo.
Ponemos la manzana en un recipiente para horno y la cubrimos con la mezcla que hemos preparado. Lo horneamos a 180ºC, con calor por arriba y por abajo, una media hora o hasta que veas que la superficie está dorada. Después, lo mejor, es dejarla reposar un poco, para que la galleta se torne crujiente.
Ya sólo queda emplatar, servimos una buena cantidad y lo completamos con una bola de helado de vainilla y un toque de sirope de caramelo. Sírvelo rápidamente, todavía caliente y ¡antes de se derrita el helado!
Nos vemos en la próxima aventura y recordad… ¡No olvidéis jugar con la comida!
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